Boda

domingo, abril 18 by Cacahuate
La última vez que estuve de vacaciones viaje a conocer los pueblos de pasantado de mis amigos, conoci una que otra cantina nueva, me alcoholize hasta la inconciencia celebrando cumpleaños ajenos y le propuse matrimonio a mi hoy esposa.

Desde esas últimas vacaciones han pasado cantidad de cosas que me hacen pensar que he pasado a ser un señor, adios juventud alcoholizada y fiestera.
Me casé, un 25 de septiembre, feliz, nervioso, con un largo smoking y una esposa-to-be enfundada en un vestido de novia inspirado en una amante de Luis Miguel. Me casé e inexplicablemente sentí la fuerza de la unión de Dios, al momento en que el padre, tomando nuestras manos entrelazadas, decía que estabamos unidos hasta que la muerte nos separe. Fue un momento extraño, potente, inolvidable, hasta creo se me agüaron los ojos. Luego bebí una gran copa de vino consagrado y se terminó la ceremonia, sin el tradicional y hollywoodesco -puede besar a la novia-.

Me casé e hicimos fiesta, según yo una fiesta con mucho lujo para nuestras circunstancias, aunque luego recibimos muchos comentarios de -que fiesta tan modestita pero que buen ambiente tenían-. Bailamos y bebimos, cumplimos con todo tipo de ritual de boda desde la entrada con aplausos, el vals (un vals de Michael Bublé y uno nada acorde a la situación de Sanz), el pastel, el brindis, la tanda del billete y las sesiones interminables de fotos, con conocidos, familiares, desconocidos y amigos. Con las miradas extrañadas de los meseros, acostumbrados a que los nuevos esposos abandonen la fiesta en el lujoso carro adornado y por la puerta principal, nos subimos al Focus para llegar, por primera vez a casa, ella con las esquinas de su vestido pisadasy sucias de tantos pasos, la cola del mismo en la mano y yo exhausto. En casa dormimos poco y sucios por no haber podido prender el boiler partimos a nuestra honeymoon en Cancún.

La luna de miel, Cancún sol, arena, mar turquesa, un buffet interminable de comida mas o menos y una nueva esposa con una incipiente panza de embarazo que fue al principio dorada por el sol y luego completamente quemada.

En casa de vuelta a nuestra nueva realidad a vivir como casados, a pensar en que vamos a comer y hacer hotcakes por primera vez, abrir los regalos, hacer el aseo, entrar a esa rutina de señores, trabajo, aseo, como estuvo tu día, pelear por su interminable sed de novelas y mi adicción a los realitys de negras peleando.

Al tiempo que ibamos acostumbrándonos a nuestra nueva vida de marido y mujer, nos íbamos preparando para la llegada de la bebé, escogíamos colores de su cuarto, hacíamos listas de compras, le poníamos música estimulante con los audífonos del iPod pegados a la panza, le platicabamos y le sarandéabamos la cabeza a ese pequeño ser que, en aquellos tiempos, solo era bolita en aumento en la panza de su madre, a la cual veíamos por unos cuantos minutos, a blanco y negro una vez al mes. La panza crecía y la esposa se volvía mas lenta para deambular, chocaba con más cosas y dormía menos, le dolía la espalda y asistía a fiestas en su honor, o más bien, en honor a esa pequeña que llevaba dentro.
Posted in Etiquetas: | 2 Comments »

2 Comentarios:

Laila dijo...

felicidades gallo (apodo que os pusimos oli y yo jeje)!! ya tienes gallina y pollitos jijiji!! Q bonito que has formado una familia. MUCHO EXITO, se te aprecia!

adriana dijo...

XD

Anda Léelos