No logro tener un recuerdo lineal, siendo que siempre recuerdo las cosas en orden. Años pasados podía cerrar los ojos para pasearme de enero a diciembre, recordando momentos, experiencias, detalles, aventuras. Este año esta todo revuelto, con fechas que no concuerdan, con experiencias que se saltan el calendario como flashazos de una fiesta con lagunas mentales.
Trataré de resumirlo, así sin ningún orden.
- México, DF. Una ciudad gigante, un metro atascado, unos cuartos bajo llave, un padre adoptivo, unas vacaciones, una aventura.
- Tu y yo un 25 de marzo, discutiendo en un auto a las 3.00 de la mañana.
- Probablemente el último Papajichi.
- Monterrey con su extraña mezcla de gente en el cuarto, sus interminables litros de alcohol, con sus noches sin fin y Chipinque sin salida.
- Los encuentros cercanos con nuestro Presidente.
- La noche de Miranda con mucho pisto, mala combinación.
- Cuando con sombrero de Mariachi nos lanzamos a una fiesta de disfraces.
- Esa vez que fuimos a Santa Isabel y esa vez que fuimos a Cuauhtemoc.
- La vez del rancho que tanto me reí.
- Aquel viaje a Juárez que corre el peligro de caer en el olvido.
- Esta última semana que me reencuentra con mis amigos no médicos, aunque solo para mal organizar una noche de fin de año.
Muchísimas cosas más pasaron. Por ahí andan escondidas, al rato salen.
Año nuevo en una granja, que loco principio de año.
Se supone que este año debo de dejar de fumar para no morir de cáncer a los 50. Dejar de tronarme los dedos para, en dado caso de haber dejado de fumar, no tener artritis a los 60. Bajar de peso y hacer mas ejercicio para no ser un obeso sedentario a los 40.
Reir más, estudiar más, ser menos paranóico, más humilde y menos sarcástico.
A ver cuanto me dura esa mentalidad idealista.
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