De cuando fui misionero VIII

lunes, abril 7 by Cacahuate

18 de Marzo de 2008


Hace dos días que llegamos al pueblo, a una casa entre dos montañas, para arriba a 10 minutos hay unas tas casa y para abajo a 40 minutos de sierra y bosque hay otras cuantas.

Llegamos de noche, nos presentamos con la familia que cada día crece más ya que sigue llegando y llegando gente.

Fuimos instalados en un cuarto de 3x3 donde en 3 camas dormimos 7 gentes.

Hicimos una dinámica a ciegas, de noche, con un frío que quema las orejas e incluso las piernas bajo el pantalón de mezclilla.

En el día dos fuimos a conocer nuestro salón donde vamos a dar catecismo, a 40 minutos a pie. Es un salon pequeño, a veces bodega, a veces sala de juntas y en esta ocasión servirá de templo. Visitamos unas cuantas casas, volvimos para a hacer comida para en una hora volver a hacer el largo recorrido entre árboles.

El aire era increíble. Para llegar al salón hay que cruzar un llano donde de vez en vez teníamos que agacharnos, luego cubrirnos la cabeza para que no nos golpearan las piedras de tolvanera/torbellino .

Volvimos al salón y nadie, nadie para catecismo, nadie para rosario, nadie para celebración, todo solos.

Al salir nos dimos cuenta que estaba plumeando, agarramos camino antes de que se soltara la nevada. Caminamos entre neblina de hielo, con dolor en las orejas y la frente, con las mejillas quemadas. Cruzamos una lluvia de dippindots que luego se convirió en nieve que en un rato cubrió el bosque y pueblo completo.

El día de hoy (3ero) amanecimos con un pueblo blanco, con los burros con estalactitas de hielo que pendían de su panza, con 20 cm de nieve. A falta de gente celebramos la palabra ya no en el salon de clases sino en un cuartito de la casa que solía ser almacén. La fraternidad esta bien, dispersos y papaloteando a veces pero dispuestos a seguir.

Apenas mitad de semana...


Altos de Garrocha, Chihuaha

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La bitácora misionera solo vivió un día este año, no hubo tiempo o ganas de seguirla actualizando día con día. El pueblo nunca respondió, gran parte de las actividades las realizamos solos o con una parte de la familia que nos hospedó. Pasó de ser un viaje de servicio a ser un viaje de introspección para estar bien con uno mismo. Hice 6 nuevos amigos, la idea sería conservarlos a todos pero dudo que el tiempo nos lo permita. Conocí más cosas de mi hermano el Rockstar. Aprendí cosas nuevas. Me reencontre con mi mente resolutiva. Visité la letrina en múltiples ocasiones lo cual es todo un logro para cualquier misionero. Comí coricos como cerdo. Aprendí a pelar calabazas con un machete. En vista de que mis capacidades médicas se limitaban a curar todo con paracetamol por falta de medicamentos en el botiquín aprendí que, en efecto, todo se cura con paracetamol. Fueron las últimas misiones, voy a extrañar esa parte de mi vida.
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1 Comentarios:

adriana dijo...

que chido =D

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