Luego entré a misa en un templo bien grande donde se ofician a cada hora, con un padre que no le echaba muchas ganas al cual no le entendí gran cosa. Al salir afuera del templo había un grupo, de esos como elefante, que tocaba con flautas, tambores, guitarras y mandolinas, mientrás te detenías un rato a escucharlos pasaban unas señoritas disfrazadas de algo así como Blanca Nieves regalándote platanitos con chile.
Debido a que había final del mundial la ciudad estaba completamente vacía, así que tuve la oportunidad de manejar en este lugar que diseña las calles como embudos, de baches por todos lados, con puentes y retornos complejos, con metrobuses que te roban un carril, y calles interminables, tanto que tienen algo así como una dirección amarilla para ubicar los lugares.
Llegué hasta el mall de Santa Fé, uf que fresón, cuatro pisos de tiendas, donde Palacio de Hierro alcanza a abarcar los cuatro, donde buscas en una pantalla touch screen la tienda que deseas, donde encuentras mujeres guapísimas y acaudaladas.
Ya para cerrar este primer fin de semana fuí al museo de cera a tomarme fotos con expresidentes de México, con el Chavo, con artistas de la buena época del cine mexicano de los cuales no reconcia a ninguno (aparte de María Félix y Cantinflas).
-México, DF
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